Durante los últimos años se vienen generalizado en varias zonas del país las siembras de soja cada vez más tempranas. Estas persiguen varios objetivos, entre los que se pueden contar ventajas operativas en cuanto a la disponibilidad de maquinarias y una ventana de tiempo más amplia que la que usábamos en otras epocas.
Este mayor período, durante el cual se realiza la implantación del cultivo, además se presenta como una ventaja en relación a la diversificación de riesgos en cuanto a períodos puntuales de estrés en el período crítico de determinación del rendimiento, es decir hacia finalización de la fructificación y comienzos del llenado de granos, ya que no destinaremos el total de la superficie a sembrar a estas fechas sino que lo haremos sólo con una porción de las siembras.
Con respecto a la posición del período crítico en el año con esta implementación lo adelantamos hacia finales de diciembre y el mes de enero.
Por este motivo debemos tener fundamentalmente en cuenta que en lotes de soja con alta probabilidad de deficit hídricos en ese período el cultivo puede sufrir sus efectos. Otra ventaja es el adelanto de la cosecha, que inclusive en algunas oportunidades nos permite lograr un sobreprecio por la disponibilidad temprana del producto, un dato para nada despreciable.
El hecho de adelantar todo el ciclo del cultivo de soja, más allá que sabemos que por características ecofisiológicas de la especie su ciclo total se alarga, hace que los períodos de alta susceptibilidad a ataques del complejo de chinches de la soja, que incluyen a la “chinche verde”, la “chinche de la alfalfa” y la “chinche marrón” o “de los cuernitos” entre otras enfermedades, se produzcan en una época en la cual no estamos habituados a recorrer y monitorear lotes. En ese caso se puede producir que se acentúen los daños por estas peligrosas plagas que atacan directamente a la producción y provocan daños importantes
Esto se suma a que estos lotes actúan como “franjas trampa”, es decir, como son los más adelantados es probable que las poblaciones de chinches se dirijan a ellos por su estado avanzado de desarrollo.
La clave es, como siempre, no descuidar los cultivos a través de un monitoreo sistemático y permanente en los campos.
Joaquín Rabasa
Especial para Infocampo
Responsable de regionales de AAPRESID
