El concepto es sencillo: proponemos crear un registro voluntario de productores que deseen observar una serie de pautas de conservación de suelos que les proponga el Estado Nacional. A cambio de cumplir fehacientemente con estos preceptos conservacionistas, los productores miembros de este programa obtienen bonos del Gobierno (Bonos Verdes, para nuestro léxico ecológico) con el que pueden pagar impuestos o negociarlos en el mercado de valores. Mucho se habla de la conservación de los suelos argentinos, amenazados por el monocultivo y la sobreexplotación; pero la mayoría de las veces, tales prevenciones suenan como una aburrida y predecible admonición del final de los días de la fertilidad de las pampas argentinas. El proyectado propone una transacción noble: si usted cuida sus suelos merece menos impuestos, y si usted es eficiente cuidando sus suelos podrá ser subvencionado por los menos eficientes a través de la mediación del mercado de valores. Alguien podrá aventurar que esta es otra ocurrencia de la oposición. Hay datos que alejan la especulación de “oportunismo electoral”: según datos fidedignos, el suelo argentino es uno de los recursos más castigados por la degradación, alcanzando al 20% del territorio nacional, unas 60 millones de hectáreas equivalentes a la superficie de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Son datos no menores, a los que debemos enfrentar con algo más que palabras o expresiones de deseos. El Proyecto intenta ser una contribución a este debate que en la Argentina debe darse antes que sea tarde.
Mauricio Bossa
Especial para Infocampo
Diputado nacional (UCeDé-Córdoba)