El presidente de FLA, confirmó que “efectivamente, desde el cierre de esta zafra, que se produjo en julio, se constató la estimación que se había hecho de 75 mil toneladas de lana base sucia para la producción 2004-2005”.
Así, destacó que esta cifra implica un incremento del 6% con respecto a la zafra anterior y, al mismo tiempo permite estimar, para la producción 2005-2006, unas 76 mil 500 t, lo que indica un nuevo crecimiento del 2% para esta zafra que hay que terminar”.
Helemayer explicó que la recuperación del sector comenzó en el año 1999, luego de que la producción lanera “tocara su piso” de 58 mil t base sucia.
Así, expuso que durante la década del 60, por ejemplo, se mantuvo en 200 mil t base sucia, mientras que, durante la década del 90, “mermó enormemente, desde 140 mil t hasta 58 mil t base sucia”.
En este sentido, el dirigente sostuvo que fue a partir de ese momento cuando la industria de la lana inició su recuperación.
Helemayer señaló que esta mejora “se potenció muchísimo, sin lugar a dudas, a partir del efecto de la devaluación y, contemporáneamente, a partir del alza en el precio internacional de la lana”.
De esta manera, el dirigente observó que “desde 1999 a la fecha podemos hablar de un incremento del 30% y, concretamente en este nuevo mapa económico post devaluación, de un incremento del orden del 20%”.
El presidente de FLA destacó que “esta recuperación, que había empezado antes de la devaluación, nos habla de un mercado que se ha disminuido enormemente cuando lo vemos en perspectiva, en las últimas cinco décadas del siglo pasado”.
Así, argumentó que “hay fenómenos internacionales, como lo fueron, a partir de la década de 50, el proceso de sustitución de fibras, el desarrollo de las fibras sintéticas, la expansión del algodón y demás”.
Helemayer consideró que “este panorama nos habla de que la economía lanera argentina se venía dimensionando ya para lo que realmente eran sus condiciones, sus posibilidades y sus perspectivas y, cuando ocurre la devaluación, se recupera integralmente la rentabilidad de la producción y, al mismo tiempo, simultáneamente, se produce un alza en el precio internacional de la lana”.
El dirigente aclaró que esta suba oscila, de acuerdo a la finura de la lana, entre un 25% y un 75% y consideró que “todo esto genera un panorama mucho más atractivo”.
Para el presidente de FLA “la clave es que lo malo ya pasó”.
De esta manera, señaló que “ya se dimensionó lo que fue la producción lanera para los pisos y ahora, ya ocurrió el proceso de sustitución de fibras”.
Así, consideró que “quedó en el pasado ese sueño magnánimo de la producción lanera y ahora estamos en una óptica mucho más realista”.
Helemayer sostuvo que “ahora es deseable esperar crecimientos como los que se producen en esta zafra, del 2%, quizás no tan expansivos como el 6% del año pasado”.
Por otro lado, destacó que “la producción lanera cuenta hoy en día con dos herramientas, por parte del gobierno, como son el Prolana y la ley de promoción ovina”.
El dirigente explicó que el Prolana constituye básicamente un sistema de gestión de calidad en todo aquello relacionado con la esquila ovina, el acondicionamiento y la clasificación de la lana, “que repercute en una mejor presentación del producto y por ende en una mayor valorización internacionalmente, con un acceso a mercados mucho más exigentes”.
Helemayer agregó que “la ley de producción ovina es la otra patita que le permite al productor interesado en recomponer sus stocks ovinos o en diversificar su producción agrícola o ganadera bovina, acceder a créditos blandos, para hacerlo e incrementar así la producción ovina de su campo”.
Verónica Scornik
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