La producción de carne en la Argentina se sustenta principalmente en el pastoreo directo sobre implantaciones naturales y en la región pampeana estos recursos demostraron tener un impacto inmediato sobre la calidad nutritiva de la alimentación del ganado.
Partiendo de esta base, el técnico del Departamento de Producción Animal del Inta Balcarce, Roberto Fernández Grecco, encabezó un trabajo para cuantificar el beneficio económico de la fertilización sobre raigrás anual, en relación con la obtención de materia seca para alimentar el ganado.
El ensayo se realizó en un campo natural de media loma, fertilizado con 16 kg de P y 60 kg de N, en confrontación con un testigo que no revistió aplicación alguna. Para realizar la promoción “a diente” se utilizó una carga animal por hectárea de alrededor de cuarenta vacas.
Los resultados fueron más que categóricos y demostraron que “la promoción fertilizada acumuló hasta mediados de agosto 2.460 kg más de materia seca por hectárea que el testigo no fertilizado”.
Además, el trabajo demostró que las tasas diarias de crecimiento de forraje estimadas entre mayo y julio estuvieron dentro del rango de los 10 a 25 kg de materia seca por hectárea para la promoción fertilizada, manteniéndose cercanas a los 5 kg diarios en caso del testigo.
El estudio del especialista del Inta resumió que la promoción “a diente” en conjunto, con una adecuada fertilización mineral “constituyen una interesante estrategia para incrementar en forma sustantiva la producción otoñoinvernal de forraje”.
Ahora, estos índices debían confrontarse con la erogación necesaria para realizar la aplicación de fertilizantes.
Considerando un precio de la urea de u$s290/t y del superfosfato triple de calcio de u$s320/t, resultó un costo de $1,87/kg de nitrógeno y de $4,28/kg de fósforo, por lo que la inversión por hectárea redondó unos $181, más $16 de aplicación. En un año, el gasto directo sería de 197 pesos.
Entonces, “en un año con adecuadas condiciones climáticas de lluvias y temperaturas podría esperarse un incremento en la producción otoñoinvernal de forraje del orden de los 2500 kilos.
Pero si sumamos a este beneficio la conversión en carne, el productor que no fertilizó obtendría 1.200 kg de materia seca, contra los 3.660 de aquel que aplicó insumos, “dando como resultado una producción de 78 y de 301 kg, respectivamente”, concluyó el trabajo.