A principios de año, los bonos de carbono -una unidad de captación de gases causantes del efecto invernadero- se cotizaban en u$s 4. Apenas 6 meses después, valen u$s 20. Esta inusitada valoración está impulsando un trabajo conjunto público y privado en pos de capitalizar este financiamiento.
“Estamos trabajando con la Secretaría de Industria, de Medio Ambiente y de Agricultura para firmar un convenio en pos de implementar un sistema que atienda los parámetros internacionales y armonice los proyectos de captura de carbono para que sean accesibles a los productores”, dijo a Infocampo, Gonzalo Campos, coordinador del Foro de Madera Mueble.
Es que para acceder a estos certificados, se debe presentar una iniciativa ante la Secretaría de Medio Ambiente, pero “se requiere de una dimensión de proyecto bastante importante, donde generalmente no aplican las Pymes”, explicó a Infocampo Victoria Beláustegui, coordinadora de la dependencia. Por este motivo, “estamos trabajando en un fondo de carbono, para armar un mecanismo que permita proyectos globales, de un grupo asociativo de empresas para que puedan acceder a los beneficios”, agregó.
Aclarada la necesidad del asociativismo, existen otras cuestiones a tener en cuenta, como el hecho de que “todavía está en discusión en el Protocolo de Kyoto si la forestación o los pastos naturales son secuestradores de carbono” y, por ende, meritorios del bono.
Otra rara cuestión que limitaría el acceso de la forestación a los certificados es la competitividad que ostenta la actividad a nivel internacional. “Para poder acceder a los bonos de carbono, hay que demostrar adicionalidad en la inversión, es decir que uno no podría haberla hecho de no existir los bonos, pero la Argentina muestra un sector muy rentable y que no necesitaría de ellos”, dijo a Infocampo Claudia Peirano, directora de la Asociación Forestal Argentina.
Curiosa situación si las hay, cuando la ley forestal 25.080 está virtualmente paralizada y desde el sector “la consideramos semi muerta, porque ninguna empresa está pudiendo gozar de sus beneficios” y existen todavía $60 M en subsidios no entregados, aclaró.
“Donde sí creo que tenemos una gran oportunidad es en lo referido a Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL). Por ejemplo, en la Argentina tenemos una industria maderera que casi no usa sus desechos, no los reconvierte en energía. El desperdicio de la madera representa el 23% del bosque y no tiene un uso”, razonó Peirano.
Esta oportunidad tan clara es compartida por los “biocombustibles y todo emprendimiento ligado a la eficiencia energética”, concluyó.
Argentina tentadora
El Índice de Atracción a la Inversión Forestal (IAIF), desarrollado por el BID, situó a la Argentina en el tercer lugar entre los países más tentadores. Medido en puntos, Brasil obtuvo la categoría más alta, con 60; seguido por Chile, con 53; y la Argentina, que compartió el tercer lugar con Uruguay, al calificar en 44. El IAIF tiene como objetivo medir el clima de negocios y evaluar la atracción del sector forestal a los inversores directos. Este índice permite analizar de forma sistemática, periódica, cuantitativa y rigurosa el clima de negocios. Obviamente, la atracción de la inversión depende de la rentabilidad y, por decantación de la seguridad jurídica. Curiosa situación la de nuestro país¿no?
Marianela Garbini | mgarbini@infocampo.com.ar