Uno de los últimos allanamientos por faena clandestina realizado en el norte santafesino arrojó como resultado el decomiso de más de 600 kilogramos de carne bovina e irregularidades en la documentación de hacienda. Pero si bien este operativo resultó exitoso, la sensación es que se trata de una lucha desigual en la que los entes de control llevan las de perder por falta de recursos que impiden una fiscalización sistemática y abarcativa de todo el territorio provincial.
La denominada Comisión Biministerial, compuesta por funcionarios de la Dirección de Bromatología (Ministerio de Salud) y Sanidad Animal (Ministerio de la Producción) allanó un establecimiento rural en las inmediaciones de la norteña localidad de Avellaneda, propiedad de Carlos Alberto Raffin, y detectaron que allí funcionaba un matadero-degolladero en el cual se faenaban animales sin los controles sanitarios correspondientes y en deficientes condiciones higiénicas. El resultado fue el decomiso de medias reses por un peso total de 320 kilogramos, que se derivaron al digestor del frigorífico Friar de Reconquista para su incineración, además de detectar 127 terneros jóvenes con irregularidades en la documentación de origen (DTA), e incluso algunos sin marcas ni señales. Al mismo tiempo, en una carnicería de la misma localidad se decomisaron otros 300 kilogramos de carne bovina carente de documentación que también tuvieron como destino el digestor del frigorífico reconquistense.
El problema de la faena clandestina radica en que se trata de una actividad muy difundida, sobre todo en pequeñas localidades que se encuentran alejadas de mataderos habilitados, y el control está a cargo -casi exclusivamente- de la Comisión Biministerial, un cuerpo de 5 o 6 funcionarios que deben fiscalizar todo el territorio santafesino. Si bien en cada localidad existe personal de Bromatología encargado de controlar los expendios de alimentos, la mencionada comisión funciona para subsanar la dificultad que encuentran los inspectores locales de reprimir a sus propios vecinos, sobre todo en los centros poblados más pequeños.
La insuficiencia de estas fiscalizaciones queda de manifiesto si se menciona que los funcionarios de la citada Comisión realizan operativos cada 7 o 15 días con la misión de controlar los 363 municipios y comunas que componen la provincia de Santa Fe. Además, los controles se dificultan considerablemente por la carencia de recursos, las grandes distancias a recorrer y, sobre todo en el norte, la escasa infraestructura vial. Como resultado de esta situación, pobladores de Villa Minetti, localidad situada 424 km al noroeste de la ciudad capital, comentan que allí “el 90% de la carne que se consume proviene de faena clandestina”.
Juan Manuel Fernández
Corresponsal de Infocampo en Santa Fe