El funcionario y el dirigente recordaron también que por una cuestión de logística resulta más barato traer maíz argentino que del propio país, a lo que se suma la mejor genética disponible en nuestro país y su impacto positivo en la conversión en carne que buscan los polleros brasileños.
“La explicación que nos dio la gente de Brasil es que no había ningún inconveniente, salvo que surgiera alguna cuestión judicial. Un juez decidió que era inconstitucional, y frenó un poco la cosa, pero a los dos días aparece otro juez que revierte y deja descargar el barco”, recordó Avellaneda.
Para el titular de Maizar “no vamos a tener problemas en el futuro, pero la verdad que nos interesaría que nuestro gobierno con Brasil hagan un convenio y ratifiquen todo para poder exportar sin problemas, porque los barcos, el costo diario es de arriba de 20.000 dólares, estar parado sin descarga, es decir que el costo alguien lo tiene que pagar”, remarcó.
Avellaneda subrayó que la colocación del cereal nacional en el vecino país “es importante, porque la Argentina tendría que cubrir lo que ha perdido Brasil por la sequía y exportar alrededor de 5 millones de toneladas, que a la Argentina le vendría muy bien dado que tenemos un récord nacional de 19 millones y tener este destino nos vendría muy bien”.
El dirigente anunció también que el secretario de Agricultura nacional, Miguel Campos “está preocupado por el tema y pensó combinar algo con el ministro de Agricultura de Brasil. Incluso, quizás, hacer un viaje a Brasilia y definir esto, es decir la posición, y el gobierno se da cuenta de la importancia de esto”.
Conflicto puntual
Por su parte, Lolhé afirmó en Infocampo con Daniel Díaz que la situación “fue un conflicto puntual” y una medida “que uno no puede entender como generalizada”.
El embajador argentino en Brasil dijo que “hemos hablado con los organismos dependientes del Ministerio de Agricultura (de Brasil), y luego ha actuado el exportador y el importador por vías de sus abogados para tratar de acelerar el proceso de liberación de la mercadería”.
Lohlé también reconoció que “es obvio que empiezan a jugar intereses, lo cierto es que hay una demanda aquí en Brasil, que por distintas razones el principal ofertante es la Argentina, por razón de vecindad, de precio y de calidad”.
En otro orden, el diplomático explicó que Brasil “es un país que tiene autonomías y Estados federales muy grandes y muy distantes. Uno nunca está exento de que algún Estado tome una medida respecto de otro. Esto nunca está descartado; esta posibilidad existe, y yo no digo que vaya a ocurrir pero tampoco digo que no vaya a ocurrir”.
Ante este panorama, Lohlé reconoció que lo mejor es anticiparse a las posibilidades y “prever, y para prever hay que informarse y hablar con las autoridades para ver si hay una objeción real. A veces dicen que la objeción real no es del Estado general, sino que es de un estado en particular. Ese albur siempre lo estamos corriendo, no sólo con el maíz, sino también con otros productos”.
Para el diplomático la solución pasaría por “una mayor institucionalización del Mercosur y reglas jurídicas más estrictas, más estables, que nos permitirían a nosotros obviar estos problemas que tenemos a menudo”.
