En el 2001 el mercado estadounidense suspendió la importación de las carnes frescas argentinas, quedando solamente abierta la exportación de carne termoprocesada, como consecuencia del rebrote de aftosa en nuestro país. En aquel entonces, la Argentina apenas si exportaba 20.000 toneladas de carne fresca, integrantes de la cuota asignada por los EE.UU. con arancel preferencial.
Tras la pérdida de ese mercado, la cuota argentina podría volver a ingresar a los EE.UU., ya que esa cuota no fue revocada. El país tiene asignada una cuota con arancel altamente preferencial a 4 o 5 países, entre ellos el nuestro.
Market Share: Australia es quien coloca anualmente alrededor de 320.000 toneladas, seguida por Nueva Zelanda con 200.000 toneladas, y atrás le siguen la Argentina y el Uruguay con 20.000 toneladas anuales. Actualmente, la Argentina cubre esa cuota con carne cocida, destinada principalmente a la fabricación de hamburguesas.
De reabriese el mercado norteamericano a nuestras carnes bovinas frescas, las mismas pagarían una tasa del 26,5 %. Altas fuentes americanas aseguraron a Infocampo, que el tonelaje de carne fresca históricamente importado por los EE.UU. desde la Argentina apenas tocó las 20.000 toneladas, y que el comportamiento fue más bien errático.
Gigante: Tras la pérdida de los mercados de carne fresca en los EE.UU. y Canadá, Australia absorbió nuestra ausencia; en el caso canadiense, la Argentina había llegado a posicionarse como el primer proveedor de carne dentro de la cuota con 23.559 toneladas. Y lo mismo ocurrió con el mercado de los EE.UU., que fue completado con mayores envíos desde Australia.
Perspectiva: Los EE.UU. manejan en forma muy cautelosa la situación. Cuando la misión sanitaria eleve el informe pertinente a las autoridades norteamericanas, la primera instancia será anotar la evaluación para el ingreso de carnes frescas argentinas en el Registro Federal de Regulaciones (Federal Register).
Luego, el informe de la Argentina permanecerá en este registro durante 90 días, para recibir consultas e inquietudes de importadores mundiales, para luego cerrarse la recepción de opiniones y evaluar cuáles fueron los resultados.
Luego vienen el análisis económico y de viabilidad para el ingreso de carnes. Todo el proceso tarda entre 18 y 20 meses.
La fuente consultada aseguró que “la prioridad de los EE.UU. es la apertura del mercado japonés, que se cerró en el 2003 tras los casos de “la vaca loca” y que el envío de la misión es una cortesía hacia el Gobierno local. El negocio del país del Norte es comprar carne barata y agregarle valor, para obtener mejores precios.
Laura Freidenberg
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