Se viene un período de vacas flacas, dicen los productores y empresarios del campo. Esto no es una novedad para los que desde hace tiempo están en el sector. Pero sí, para aquellos que veían en las actividades productivas, una posibilidad de destinar ahorros. En este proceso, y desde finales de la década del 90, crecieron las alternativas de asociarse para arrendar hectáreas y sembrar, bajo la figura de pool de siembra o mediante fideicomisos financieros estatales o privados. Básicamente, se conformaban para producir soja, porque los márgenes de rentabilidad eran realmente altos. Hoy día, ya no es tan tentadora la posibilidad.
Analistas de los agronegocios coincidieron en que en los dos últimos años hubo un furor por poner plata en el campo y hasta febrero de este año parecía que se ampliaba el mercado y que los valores de los alquileres, que es uno de los costos más altos para trabajar, bajarían, pero eso no ocurrió. No sólo se matienen estables, sino que en algunas zonas tienden a subir.
Entre las regiones en las que esa situación es preponderante, los productores consultados por Infocampo aseguran que se da fundamentalmente en el sudeste de Buenos Aires, en Salta y en Tucumán.
En cuanto a las inversiones de parte de empresarios que no pertenecen al agro coinciden en que no está ingresando dinero de actores nuevos. Las inversiones que se registran y de montos importantes vienen de quienes reinvierten para ampliar su capacidad, pero en su mayoría son productores que pertenecen al sector.
Riesgo. Desde la empresa Los Grobo Agropecuaria, Gerardo Burriel, gerente de Comercialización, comentó que el panorama que vislumbran es que “los costos no van a bajar, esencialmente los arrendamientos”. Acerca de cómo trabajan en este escenario señaló que hoy día las decisiones de producir son compartidas. “Tenemos los campos a porcentaje sobre las ganancias y la responsabilidad es de ambas partes”, agregó. La infraestructura es clave. “Estamos ampliando la capacidad de acopio de las plantas. Construimos una en Saladillo con capacidad para 20 mil toneladas y en el complejo de Bahía Blanca también haremos reformas”, comentó.
En cuanto a la falta de financiamiento para producir, Burriel comentó que desde Los Grobo Agropecuaria comenzaron a implementar estrategias diseñadas desde la empresa para asociar a productores y contratistas básicamente bajo la figura de fideicomisos. “Trabajamos con el concepto de redes”, especificó.
Sin crédito. “Hace dos años, luego de la devaluación de la moneda nacional y con la pérdida del cambio 1 a 1 con el dólar, de una semana para otra el cereal pasó a valer 2 a 3 veces más y los insumos los pagábamos con los precios viejos, entonces, los márgenes eran extraordinarios. A medida que transcurrieron los meses los costos fijos fueron subiendo”, comentó Vladimiro Escauriza, empresario y presidente de El Maná, firma que se dedica a la explotación de miles de hectáreas en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, y que cuenta con un puerto cerealero en Santa Elena, para la salida de la producción de la zona.
Verónica Puig
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