Aquí, en esta semana, se realizaron dos eventos: la reunión de los principales funcionarios de Agricultura de los países que integran el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la 12da. edición de la mayor feria agropecuaria del Brasil: Agrishow 2005.
En esta ciudad de casi 600.000 habitantes, los ministros y secretarios de Agricultura estuvieron debatiendo, entre otros temas, el uso de combustibles de origen vegetal (alcohol y biodiesel). Para entender el por qué del traslado del IICA hacia esta zona del sudeste brasileño para debatir esta cuestión, hay que explicar que aquí todo gira en torno a la industria de subproductos de la caña de azúcar. Está inundada de destilerías. Y recordar, además, que hace pocos días, el presidente Lula Da Silva, en una reunión de gabinete, señaló que “el desarrollo del biodiesel es una cuestión prioritaria”. En esta declaración se notó la mano de un intendente de Ribeirao que hoy ocupa un puesto clave en el equipo presidencial: el ministro de Economia, Antonio Palocci. El sábado, cuando concluyan las deliberaciones, el IICA se llevará un documento base para debatir en la cumbre de política agrícola hemisférica que se realizará en agosto, en Guayaquil, Ecuador.
El sábado también finalizará Agrishow, un evento que comenzó copiando a las ExpoChacras de mediados de los ’90, y hoy muestra un crecimiento acorde al posicionamiento de Brasil como el décimo fabricante de máquinas y equipos, detrás de Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia, China, Francia, Corea del Sur y Suiza. Sólo para que sirva de contexto, la Argentina, en 2004, importó el 45% de la maquinaria. Esto significa que sobre una facturación cercana a los U$S 1.000 M (similar a la del ’97) casi U$S 450 M se remitieron hacia el exterior.
Las primeras impresiones obtenidas entre productores y empresarios locales, y que ampliaremos la semana que viene, reflejan el difícil momento que están atravesando. Algo similar a lo que padecen nuestros empresarios. Al sembrar, los insumos se dolarizaron (como en la Argentina). En la cosecha, los precios retomaron su valor histórico (como en la Argentina) y su moneda se revaluó un 25% llevando la rentabilidad a su mínima expresión. “Estamos esperando un año con una caída en las ventas de alrededor del 50%”, aseguró, sin anestesia, al recibirnos en el aeropuerto, uno de los ejecutivos de Case New Holland Latinoamérica. No obstante, toda la feria huele a negocios. “Porque son nacionalistas con el corazón y con la cabeza”, explica uno de los tantos empresarios argentinos (traídos por el gobierno de Santa Fe) que hace tiempo desembarcaron en este mercado de precios, no de calidad, pero en donde tienen la posibilidad de alcanzar escala. “Ellos saben, que de la crisis, únicamente se sale con trabajo”. Y en eso están. Como siempre.
Daniel Díaz – ddiaz@infocampo.com.ar
Enviado especial a Brasil
