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Habrá nuevas inversiones en riego para el agro

El sector agrícola vuelve a comprar equipamiento para irrigación, gracias a la recuperación de la rentabilidad de los cultivos. Pero a nivel oficial, todavía existen importantes atrasos en la materia.

El sector agrícola vuelve a comprar equipamiento para irrigación, gracias a la recuperación de la rentabilidad de los cultivos. Pero a nivel oficial, todavía existen importantes atrasos en la materia.
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Lo curioso del dato es que 80% de esas inversiones son privadas; quienes deciden invertir en nuevos equipos de riego son los productores agropecuarios, que se enfrentan a dificultades en el acceso a líneas crediticias para comprar este tipo de equipamiento.

La adopción de riego está sectorizada; el Neuquén adoptó más tecnología; San Juan, el Chubut y Santa Cruz están a la espera de mayor crecimiento, mientras que ha mejorado el riego en calidad en La Rioja y Catamarca. Las provincias pampeanas, pioneras en la adopción de riego, siguen creciendo en número de equipos instalados.

La buena rentabilidad de la horticultura también posibilita el crecimiento, sobre todo en distritos donde tradicionalmente no se regaba. El riego de alfalfa para fardos es un ejemplo de que los números de la ganadería colaboran en la expansión.

Expansión

Infocampo dialogó con el ingeniero Raúl Fiorentino, consultor en economía agraria, luego de la charla brindada ayer sobre riego en el Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica.

“En materia de riego, hay problemas técnicos, institucionales y económicos graves, pero se tiene mucho para progresar. La infraestructura disponible de riego cubre hoy cerca de 1,7 M de hectáreas. La producción irrigada representa 26% del valor de la producción agrícola total, aunque en provincias como Mendoza o Río Negro ese porcentaje asciende a 90% o más”, indicó Fiorentino. El potencial nacional de superficie bajo riego es de 6,3 M de hectáreas, de los cuales 2,5 M están en condiciones de tener riego integral. El potencial de expansión sobre la infraestructura ya instalada es superior a 700.000 hectáreas. En San Juan, Santiago del Estero, Salta, el Chubut y Formosa la superficie irrigada cubre 50% o menos de la superficie con infraestructura de riego disponible. “En todas las regiones regadas se advierte baja eficiencia de riego, inadecuada y con frecuencia obsoleta tecnología y subutilización del recurso agua disponible. El efecto neto de esas deficiencias es la escasez “localizada” del agua, la salinización de vastas áreas, la contaminación de reservorios y acuíferos y el desperdicio de los recursos hídricos”, sostuvo el especialista.

Atraso gubernamental para el riego

Varios especialistas coincidieron, en diálogo con Infocampo, en el mal desarrollo institucional del riego en la gestión pública. En las provincias más pobres, los distritos de riego han sido abandonados, las obras no funcionan, hay canales sin mantenimiento, pérdidas de eficiencia en el riego, y falta y desperdicio de agua. Al respecto, Fiorentino fue contundente: “A los gobiernos no les interesa el tema riego, por una serie de factores adversos que les impide ser ejecutivos: bajos presupuestos, pocos técnicos, debilidad política, etcétera”. Un ejemplo contrario es Mendoza, que lleva adelante obras nuevas, y gracias a presupuestos gestionados con inteligencia y paciencia, pone a punto obras públicas ya instaladas.

Laura Freidenberg

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