Eduardo Wydler, presidente de la Cámara de la Industria Curtidora Argentina, aseguró a Infocampo que si el Gobierno permite la exportación de cueros sin curtir, no sólo se perderían los 10 mil puestos de trabajo que ocupa la curtiembre argentina, sino que también se producirá el quiebre de más de 300 empresas de todo el país.
“Este gobierno estuvo buscando el crecimiento de nuestro país alentando las exportaciones de productos manufacturados, como herramienta importante para la entrada de divisas. Hoy, lobbistas inescrupulosos están tratando de que vendamos al exterior los cueros crudos, es decir, que desde la Argentina exportemos materias primas que puedan ser manufacturadas en lugares como China o Taiwán. No podemos permitir que los intereses de unos pocos prevalezcan sobre los de la mayoría ni que nuestro país vuelva a ser únicamente exportador de materias primas como en la época de la colonia ni que tengamos que comprar los productos terminados a otras naciones”, aseguró.
En relación con el precio de la carne, Wlydler aclaró que “el cuero sólo determina el 4 por ciento del valor total de la res, hecho que hace insignificante el valor, teniendo en cuenta la magnitud del negocio en general.”
El Sindicato de Obreros Curtidores de Capital Federal y GBA se sumó al repudio, y aclaró que se estudian medidas de fuerza, en caso de que los requerimientos del sector frigorífico sean aceptados.
En tal sentido, se declaró en estado de alerta y movilización hasta tanto la situación se defina.
Walter Correa, secretario general del gremio, remarcó que actualmente generan un importante valor agregado y el 80% de la produccción se exporta. “Por eso, volver a vender cueros crudos implicaría una clara desventaja competitiva en relación con otros países”.
Estos planteos se suman a las manifestaciones que hiciera pública la Federación Argentina de Trabajadores de la Industria del Cuero y Afines, entidad que agrupa a más de 50.000 trabajadores, y otros gremios del sector.
