Los operarios de la actividad se declararon, además, en estado de alerta y movilización a la espera de una definición sobre la posibilidad de que las plantas de faena exporten cueros crudos.
En concreto, los curtidores solicitaron al gobierno nacional que “bajo ningún concepto permita que se modifiquen las reglas” de la actividad vinculadas con la exportación de los cueros.
Entre las argumentaciones, puntualizaron que el sector genera un importante valor agregado, teniendo en cuenta que el 80% de lo que se produce, se exporta.
“Por eso, volver a vender cueros crudos implicaría la desaparición de nuestros 10.000 puestos de trabajo y nos sumiría en una clara desventaja competitiva en relación con otros países”, señaló Walter Correa, secretario general del gremio.
Además, el sindicato advirtió que tomará medidas de fuerza en caso de que la administración de Néstor Kirchner modifique las actuales normativas.
Correa enfatizó que el gobierno estuvo buscando el crecimiento del país “alentando las exportaciones de productos manufacturados”, como herramienta importante para la entrada de divisas.
Sin embargo, agregó que “lobbistas inescrupulosos están tratando de que vendamos al exterior los cueros crudos, es decir, que desde Argentina exportemos materias primas que puedan ser manufacturadas en lugares como China o Taiwán”.
El sindicato de obreros Curtidores de Capital Federal y GBA (que nuclea a más de 10 mil trabajadores) se sumó a las manifestaciones que días atrás hiciera pública la Federación Argentina de Trabajadores de la Industria del Cuero y Afines (FATICA) -entidad que agrupa a más de 50 mil operarios trabajadores- y otros gremios del sector.
Actualmente existen más de 320 empresas vinculadas con la actividad en Capital y Gran Buenos Aires.