Actualmente, en el país se consumen 63,45 kilos de carne por habitante y por año, cifra menor al promedio de la década del ’90, cuando se consumían 79 kilos por habitante y por año.
A pesar de esa baja, es uno de los alimentos básicos de la dieta de los argentinos.
El precio es materia sensible para el Gobierno y según las últimas estadísticas difundidas por el Indec, con excepción del asado -que registró una baja de 0,8%- los demás cortes relevados mostraron aumentos.
Las mayores subas se dieron para la nalga, en 1,8%, y el bife angosto, 1,7 por ciento. El cuadril y la carne picada treparon 1,5% y la paleta creció en su precio 0,6 por ciento.
Paralelamente, la carne aviar, especialmente el pollo bajó 8,4 por ciento.
En el último informe de la consultora Agropuerto, Juan Andrés Nava recalcó que “son determinantes los acuerdos sectoriales de precios en la caída de la tasa inflacionaria y si se consideran estos dos productos, hubo una deflación de más de 1 por ciento”.
Acerca de lo que ocurre con los precios de los cortes vacunos en las carnicerías, empresarios del sector aseguran que por el momento mantienen los guarismos estables.
Al mostrador: “En los últimos 15 días no variamos el valor y en general están se mantienen”, dijo a Infocampo Daniel Otero, empresario del sector.
En cuanto a las razones de esta tendencia, Otero explicó que se debe a que “los consumidores no están demandando cantidades importantes de carne. La gente ve resentido su poder adquisitivo y se cuida en las compras. Si el consumo subiría, el precio seguro que también”, remarcó.
Acerca de los cortes más requeridos, detalló que si bien está segmentado por la disponibilidad monetaria, los que se utilizan para la elaboración de milanesas son los más demandados. “Los llevan dos o tres veces por semana. Los de menores recursos compran osobuco o paleta, para los restaurantes piden cortes finos como peceto o bola de lomo.
Alberto Williams, de la Asociación Propietarios de Carnicerías, dijo que “los precios se mantienen estables porque el mercado está tranquilo”.
Acerca de la formación del precio, Williams aclaró que “no lo fijan los carniceros sino que surge de la industria matarife”.
Dicen que la culpa no la tiene el cuero
Cámaras empresarias y sindicatos de la industria del cuero señalaron que es “una falacia” pensar que con la exportación de cueros sin valor agregado se logrará bajar el precio de la carne. Así lo expresó una solicitada publicada por la Cámara de la Industria Curtidora Argentina. Advierte que con la puesta en marcha de medidas que permitan la eliminación de derechos de exportación de cueros sin procesar atenta contra la continuidad laboral de miles de trabajadores de las curtiembres. “Quieren que cerremos fábricas en la Argentina para tratar de bajar cuatro centavos el precio de la carne”, consigna la cámara. La industria del cuero mueve un volumen anual de $3.600 millones y cuenta con 60.000 empleos directos.
Verónica Puig
vpuig@infocampo.com.ar
