“A partir de la preocupación por el deterioro de la calidad del agua subterránea, la fertilización nitrogenada ha sido señalada sin demasiados fundamentos”, explican los técnicos del Instituto de Tecnología Agropecuaria con sede en la localidad bonaerense.
Las mediciones efectuadas en una unidad de evaluación y monitoreo de la contaminación por agroquímicos, con una frecuencia mensual durante 8 años consecutivos, indican que no se produjeron cambios en la calidad del agua a 45 m de profundidad (base del acuífero).
Sin embargo, la migración de los nitratos desde la superficie hasta la base del acuífero es un proceso lento que puede demorar varias décadas hasta que se haga notorio en el suministro de las aguas subterráneaos.
Esto conduce a cierta complacencia en lo que respecta a los riesgos de contaminación del recurso hídrico subterráneo, pero esta forma vital del capital natural de la tierra es fácil de agotar porque se renueva muy lentamente a la escala humana de tiempo. Los cuidados deben extremarse.
Por lo tanto, el resultado de la decisión de realizar hoy una determinada práctica agrícola podrá visualizarse en la base del acuífero varias décadas más tarde.
Desarrollo
El INTA investiga alternativas productivas que contribuyan a la disminución de las fugas de nitratos para no llegar a la instancia de la recuperación de los acuíferos contaminados, que casi siempre resulta una operación muy costosa y lenta, con frecuencia impracticable. Es por esto que, como se dice comunmente, “es mejor prevenir que curar”.
