La multinacional Monsanto parece no encontrar aliados. Luego de que se conociera su intención de cobrar 15 dólares por tonelada de soja argentina que se descargue en los puertos europeos donde posee patente, los reclamos surgieron de inmediato desde todos los rincones del sector agropecuario. Desde la Secretaría de Agricultura, Miguel Campos declaró sentirse totalmente defraudado por la actitud de Monsanto y entidades como Federación Agraria, Confederaciones Rurales Argentinas y Sociedad Rural Argentina entre otras, también señalaron su desacuerdo frente a esta pretensión.
Por su parte, la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (CARTEZ), adhirió a este reclamo. Néstor Roulet, presidente de la misma, informó que Monsanto propuso en un principio cobrar siete dólares la tonelada, para luego decir que toleraba cuatro y finalmente anunciar que pretendía quince. “Indudablemente es un apriete”, sostuvo, y señaló que los productores “les hemos dado mucho a la Argentina”. Aseguró que se han comprometido a una tecnología “donde Monsanto es partícipe” y también ha ganado mucho con esa participación. “Por eso decimos que no es lo correcto, que nos extraña de una empresa que trabajó hombro a hombro con nosotros”, destacó, “que vino a invertir casualmente con una ley de semillas que es muy antigua en Argentina y sabía lo que iba a invertir”.
Por otro lado, Roulet expuso que los productores están muy conformes con la actuación del gobierno nacional en relación a la defensa contra las intenciones de Monsanto. “Nos tiene que defender”, opinó, “yo creo que es muy importante el resguardo de los productores argentinos en general, así que me parece muy bien lo que hace la Secretaría”. Agregó que, desde la confederación, los productores se oponen a la exigencia de Monsanto. “Nos oponemos a toda extracción a la producción ya que, si nosotros decimos que las retenciones son un impuesto injusto e inequitativo, también nos oponemos a todas estas infracciones que sean de producto final porque realmente nos trae atraso, nos trae dolores de cabeza y, al mismo tiempo, nos saca del bolsillo algo que nos pertenece”.
Verónica Scornik
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