En la Argentina, el turismo es una actividad que hoy, no sólo se acota a reconocidos paisajes como las cataratas del Iguazú o los glaciares al extremo sur del país sino que se ha extendido, transformándose en una alternativa novedosa para pueblos pequeños que, a lo largo del país, reciben turistas a los cuales muestran sus costumbres y sitios característicos, convirtiendo esto en una forma de percibir ingresos e intercambiar escenarios culturales.
En diálogo con Infocampo TV, Ernesto Barrera, coordinador del Posgrado en Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la UBA, expuso que el trabajo de verano en nuestro país “ha sido muy exitoso en términos turísticos y ha sido muy exitoso también para el turismo rural”.
Barrera informó que los productores administran el 95 % de los recursos naturales del país, por lo que casi en todas partes del mismo hay una oferta de turismo rural. Con respecto a aquellos lugares que hoy se dedican a este tipo de turismo en la Argentina, Barrera destacó terrenos de fuerte turismo extranjero, como las cataratas del Iguazú o Ushuaia, cuyos establecimientos reciben una mayor cantidad de extranjeros que el resto del país. Sin embargo, sostuvo que en todas las provincias hay ofertas de turismo. “Hay pequeños pueblos rurales que están dedicándose al turismo rural sin que a los ojos de una persona común tengan un recurso muy singular”, expresó, “tienen la cultura y la hospitalidad del local”. De esta manera, señaló pueblos como Patricios, cerca de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, donde 50 de sus habitantes – casi el 10% de la población- se convirtieron en actores que representan la historia de su pueblo. “Reciben visitantes y con esto van mejorando sus ingresos”, disparó. Otros pueblos con estas características son La Niña en Buenos Aires o General Roca en Santa Fe, cerca de Rafaela. Se trata de pueblos de 500 habitantes que reciben más de 100 personas.
Barrera sostuvo que, para el productor agropecuario que desea incluir el tema del turismo rural en su campo o estancia, una de las cosas principales para tener en cuenta es la capacitación, ya que se trata de un nuevo negocio que le permite al productor obtener un ingreso adicional. “Hay que hacer esto porque un turista no impide que la vaca siga pastoreando, o que tengamos una cosecha de soja”, opinó. Así, destacó que esta actividad permite sumar un negocio a otro que ya existe. Aseguró que es necesario prepararse ya que el productor y su familia, si bien muchas veces no están capacitados, tienen todas las posibilidades de incorporarse a este negocio. Según Barrera, el elemento central para poder desarrollar el turismo rural es la creatividad. “Pensamos que el turismo se desenvuelve mucho mejor en un ámbito de interacción, trabajando con gente de otros países, de otras zonas, de otras disciplinas y eso es lo que estamos haciendo”, expresó. .
Finalmente, comentó que en el posgrado de la UBA sobre turismo rural, se tratan temas como, por ejemplo, la gastronomía. “No les enseñamos a cocinar pero les enseñamos a preparar el negocio, cómo se monta un negocio de gastronomía”, dijo. Agregó que, dado que casi toda la oferta de turismo rural es muy similar, se han preparado establecimientos a partir de montar vagones de ferrocarril adaptados u otras opciones creativas en búsqueda de obtener un producto diferente. “Cuando todo es igual lo que la gente busca es diferenciación”, opinó Barrera.
Verónica Scornik
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