Desolación, bronca y una luz de esperanza son algunas de las sensaciones que tienen quienes desde hace seis años padecen la inundación de La Picasa y el corte de la RN 7.
Es una larga historia de seis años con pérdidas millonarias, subsidios, concesiones canceladas, problemas de incomunicación, denuncias de canalizaciones clandestinas y obras de desagote terminadas sin utilizar.
La Ruta Nacional 7 atraviesa el país de Este a Oeste y da vida a varias zonas productivas. Justo a la altura de las localidades santafesinas de Aarón Castellanos y Diego de Alvear (km 380) el camino se corta a lo largo de unos 11 km. Allí, de manera precaria, se hizo un desvío de 32 km de tierra que se corta cuando llueve y al que el tránsito pesado le huye.
“Nosotros estuvimos un tiempo directamente incomunicados y ahora muchos no se animan a tomar el desvío por tierra, que cuando llueve es intransitable”, contó a Infocampo el intendente de Aarón Castellanos, Osvaldo Bonino. Y agregó: “Los ómnibus dejaron de pasar, también los proveedores, y eso resintió la economía de la zona”.
Quienes perdieron sus campos e inversiones bajo el agua son algunos de los que bregan porque se dé vía libre a la Alternativa Norte para desagotar La Picasa. “Los presidentes comunales, junto a la Asociación de Productores, hemos mandado una nota al Gobierno Nacional para que destrabe la Alternativa Norte ya que con esto podría rehabilitarse el ferrocarril, también cortado”, apuntó Bonino.
La Alternativa Norte se terminó en 2000. Por entonces se gastaron U$S 5 M, pero las bombas están paradas dado que la provincia de Buenos Aires interpuso un recurso de amparo contra Santa Fe, porque temen que inunden su territorio provincial. “Esta obra fue hecha de manera inconsulta por Santa Fe, no hubo un buen manejo”, reconoció el subsecretario de Gestión y Planificación del Ministerio de Recursos Hídricos santafesino, Gustavo Villauría. Si bien nadie determina una fecha, las conversaciones entre ambas provincias están avanzadas. Incluso se le habría ofrecido a Buenos Aires que maneje el bombeo para regular el flujo hídrico. La cuenca de La Picasa llegó a tener 250.000 has inundadas de sus 550.000.
“No es justo perder todo lo que uno tiene por una forma de proceder que hizo que no se le diera importancia al último reservorio, además, a los productores no nos han dado nada y ahora queremos volver a tener nuestros campos y la ruta, porque parece mentira que la que algunos llaman ‘ruta del Mercosur’ esté cortada”, dijo el presidente de la Asociación de Productores Rurales del sur de Santa Fe, Nicolás Perkins, quien se mostró confiado en que pueda arribarse a alguna solución en breve y recuerda que ellos habían hecho movilizaciones advirtiendo sobre el posible desborde. Al ser consultado por cómo se habían reacomodado los productores tras perder todo, Perkins reconoció que habían quedado “millones de dólares bajo el agua” y que habían tenido que subsistir de otra manera, como de la pesca, “algo de lo que no ha vivido nadie”.
Juan Ignacio Martínez Dodda |
