Hugo Chávez, presidente de Venezuela, se refirió, durante su visita a Buenos Aires, a la reforma agraria que pretende implementar en Venezuela. “Se trata de elevar el nivel de vida”, expuso, “de que no haya miseria, de que no haya pobreza, de que produzcamos alimentos para nuestro pueblo y para suministrar también a otros pueblos que no tienen ventajas, como algunos pueblos del África, que tienen desierto pero no río”. En este sentido, consideró que “nosotros tenemos que producir mucho alimento bueno y barato para suministrarle a los pueblos más pobres de la tierra”. Chávez sostuvo que Venezuela tiene un potencial agrícola muy grande, que fue aplacado por el modelo petrolero. “Se abandonaron los campos”, dijo. “Nosotros estamos empeñados en levantar la producción de Venezuela, revolucionar la vida del campo a través de unas políticas muy claras: rescate de tierras, guerra contra el latifundio”. Agregó que no debería haber latifundios, ni extensiones ociosas de tierra cruzadas por ríos caudalosas. “Las tierras con un metro de capa vegetal ociosa son un crimen”, expuso, a la vez que predicó por la revolución agraria, y demandó “apoyo científico y técnico, conocimiento, y también apoyo crediticio suficiente y a tiempo, inversiones en infraestructura para el campo: carreteras, energía, agua, vivienda; que la gente en el campo viva dignamente para poder trabajar dignamente”.
Opinó que en Venezuela existe todavía una idea, que se refleja en la praxis y es que “el campesino tiene que vivir en una casa de palma y piso de tierra y llena de lombrices”. Chávez advirtió por el contrario, la necesidad de una vida digna para el campesino y consideró que “esa es la garantía del desarrollo del campo”.
Verónica Scornik
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