Los países del Mercosur reactivarán en los próximos meses las negociaciones para establecer acuerdos de libre comercio con la Unión Europea y con algunos de los países que en América del Norte integran el NAFTA.
El primer paso se dará el 7 de febrero, cuando se retomen las conversaciones con Canadá para establecer una alianza bilateral de preferencias arancelarias. Y aunque aún no hay fecha prevista, se estima que marzo será el turno de enfrentar a los 25 socios que componen el bloque europeo.
Pero una eventual liberalización de los mercados no sólo plantearía nuevas oportunidades de exportación para algunos sectores productivos del país, sino también amenazas y riesgos.
Un informe del Ministerio de Relaciones Exteriores, destaca que, en la región de Cuyo, los beneficios de un posible escenario de libre comercio se concentrarían en los cultivos agrícolas y la cría de animales, y en aquellas industrias manufactureras con menor grado de elaboración.
De esta manera, los acuerdos favorecerían principalmente al sector primario cuyano que, por ejemplo en 2003, participó sólo en un 13% de las exportaciones regionales, según datos del INDEC.
El procesamiento de carnes y cueros, la producción de maíz, ajo, mosto y jugo de uvas serían algunas de las actividades con mayor potencial si se desmantelaran las barreras arancelarias y de acceso a Canadá, Estados Unidos, México y 25 países europeos.
En cambio, la mayoría de las agroindustrias y las manufacturas más elaboradas tendrían problemas de competitividad relativa o riesgo de desplazamiento al enfrentar a productos provenientes de los nuevos mercados, así como de los socios del Mercosur, también beneficiados por un posible acuerdo.
El documento también destaca que para las provincias cuyanas, sería más conveniente una alianza en el marco del ALCA que un acuerdo con la UE, ya que la oferta productiva de San Luis, San Juan y Mendoza se adaptaría mejor a los mercados de América del Norte, permitiendo que se comercialice casi el 70% de los productos exportables de la región.