Nunca como en estas épocas, los periodistas que hace tiempo venimos siguiendo el negocio del agro habremos escrito lo mismo una y otra vez: cuando los precios bajen, toda la estructura económica nacional va a crujir. Y siempre recibiendo la misma respuesta : “Tenemos precios altos para rato”. Incluso hubo un importante empresario que llegó a decir: “China sostendrá, con sus compras, estos precios por lo menos por los próximos 20 años”. Veamos qué dijeron los mercados. A mediados de semana, la soja en tanto mostró que la posición mayo ’05 se ajustó en 148,6 u$s/t. Perdón… ¿Pasaron ya 20 años? ¿O es que, con la crisis, el tiempo pasa más rápido y uno no se da cuenta?
Y la producción está navegando en la sintonía fina. Alertados por la aparición de más casos de lotes con roya de la soja, insumos caros y ahora con las tarifas de los servicios en alza. Nadie se baja de la tecnología pero hoy se masificó la cautela. Y no sólo por los precios. La probada competitividad del agro no sobrevive en la incompetitividad del resto de los sectores económicos. Ejemplos están apareciendo por todos lados. La semana pasada en estas páginas advertíamos sobre la escasez de combustible en la localidad bonaerense de Coronel Dorrego en plena cosecha. Esta semana, el problema amenaza con extenderse. Federación Agraria le envió una carta al ministro De Vido para denunciar a Repsol-YPF por la situación. Otra vez la película de unos contra otros. Esto pasa porque seguimos sin contar un un Plan B. La cadena agroindustrial dividida en dos: el Foro y el CIPEC no encuentran (¿no sabe? ¿no puede? ¿no quiere?) el modo de acercar a su mesa a los principales actores políticos de la Argentina para que no aparezcan para la producción más palos en la rueda. En este escenario cuando empiece la trilla de la gruesa ¿qué marzo nos espera?
En el mientras tanto, ¡feliz Nochebuena y Navidad para todos!
Daniel Díaz,
editor de Infocampo
