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Caso empresario

Empezó con ganadería. Hoy siembran más de 3.700 hectáreas en Monte Maíz, Córdoba.Cultiva otras 1.700 en San Luis. Año tras año becan a alumnos de escuelas técnicas de la zona.

Empezó con ganadería. Hoy siembran más de 3.700 hectáreas en Monte Maíz, Córdoba.Cultiva otras 1.700 en San Luis. Año tras año becan a alumnos de escuelas técnicas de la zona.
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1- Las primeras experiencias en ganadería

Diego Moore vive en el campo desde hace 14 años, cuando se recibió de agrónomo, en La Bélgica, establecimiento que adquirieron sus antepasados belgas a principios de siglo en Monte Maíz, en el sur de Córdoba. Además de ser una de las zonas cordobesas más aptas para la agricultura, es una región apta también para la ganadería. En el establecimiento pasaron por todas la etapas: cría e invernada. Luego cría sola y después el ciclo completo, en un campo arrendado.

2- La expansión hacia la provincia de San Luis

Hasta que en 1995 comenzaron a trabajar en siembra directa y cuatro años más tarde, a fines de los noventa, liquidaron toda la hacienda: unas 3.000 cabezas.

Decidieron hacer un 100% de agricultura y, además, alquilar campos para sembrar afuera. Arrancaron con 3.000 hectáreas, no sólo en esa zona, sino también en la provincia de San Luis, donde años más tarde, ampliaría todo su desarrollo productivo.

3- La llegada al CREA Inriville – Monte Buey

La Punilla, en San Luis, es una zona diferente a Monte Maíz. El potencial de rinde es más bajo. cuando desembarcaron en San Luis, lograron un acuerdo por 100 hectáreas de producción de maíz, logrando con el transcurso del tiempo la producción de 600 hectáreas en convenio con Dow Agro.

En ese tiempo, Diego se integra al CREA Monte Buey Inriville, perteneciente a la zona Sur de Santa Fe de AACREA.

4- Producir en zonas no convencionales

Cuando llegó a San Luis, corría el mes de agosto. En ese momento, estaba absolutamente todo cubierto de nieve. De allí la necesidad de compartir, con productores de la zona y de todo el país, la experiencia de hacer agricultura en zonas no tradicionales. Comenzaron con distintas variedades de soja. Allí los ciclos son cortos, ya que en septiembre u octubre, suelen caer heladas.

5- La tecnificación y la adquisición de maquinaria

Hasta hace poco la empresa no contaba con ninguna maquinaria y contrataba todos los servicios. En 1992 compraron una planta de acondicionamiento -hoy perteneciente a la sociedad Cereales Firmat- que en un principio fue un equipo muy básico pero que se fueron agrandando hasta llegar a 7.600 toneladas de capacidad. Recién en el último adquirieron algunas maquinarias como fumigadoras y sembradoras.

6- La importancia de la educación agropecuaria

La empresa otorga una beca universitaria por año a chicos que quieran estudiar carreras afines a agronomía y vivan en las zonas de influencia del Monte Maíz, Inriville y Arias. Arrancaron el año pasado y hoy están eligiendo al segundo candidato. Firmaron además varios convenios con escuelas agropecuarias de la zona para realizar pasantías rentables.

OPINIÓN

Un verdadero pionero de EDUCREA

Diego Moore fue uno de los impulsores del Programa Padrinazgo de Escuelas. El Instituto Técnico Agrario Industrial de Monte Buey fue el elegido para comenzar con el proyecto que hoy se extendió a casi todo el país.

Cuando en marzo de este año empezamos con el programa piloto del Padrinazgo de Escuelas, una de las zonas con las que comenzamos a trabajar fue en el sur de Santa Fe, donde está el CREA Monte Buey Inriville, grupo al que pertenece Moore.

En ese momento, cuanto todavía no conocíamos con certeza el alcance que lograríamos con nuestra iniciativa por la educación y todo se iba haciendo “camino al andar”, este CREA nos dio un apoyo fundamental y fue el que avanzó en los primeros pasos para hacer la huella en un camino hasta entonces no andado.

De la mano de su presidente, Julián Petersen, Monte Buey Inriville fue un CREA pionero.

Pero Moore tiene una responsabilidad enorme en ello. Siempre nos puso el hombro y sentimos que es una persona incondicional.

Poco tiempo después de que le hiciéramos llegar nuestra propuesta, el grupo ya se había reunido con los directivos de la escuela elegida para apadrinar, el Instituto Técnico Agrario Industrial (ITAI) de Monte Buey, con la cual ya llevaban una relación de varios años, y habían planificado las actividades para las pasantías y las propuestas del grupo para con la escuela.

Y la respuesta no tardó en llegar: los directivos aceptaron la propuesta y este verano los chicos del ITAI comenzarán a hacer prácticas en los campos CREA para conocer con mayor profundidad aquello que aprenden de un modo teórico en la escuela.

Asimismo, el Programa de Padrinazgo contempla la posibilidad de que el grupo incorpore sus propias iniciativas. Así es como, en la actualidad, proponen, también, un sistema de becas que permitirá que muchos alumnos continúen con sus estudios universitarios. Además, ya se comenzaron a distribuir los talonarios con los cupones de padrinazgo, mediante los cuales se podrán efectuar donaciones de dinero en efectivo a la escuela apadrinada. Por todas estas razones, desde Educrea, la flamante Comisión de Educación de AACREA, elegimos a Diego como líder regional de zona Sur de Santa Fe.

Mariana Brunner

Coordinadora del Programa Padrinazgo de Escuelas

Claudia y Claudio nacieron en Buenos Aires. Hace 14 años dejaron todo para dedicarse a la ganadería. En 1995 ingresaron al CREA Valle de Conlara y consolidaron su producción.
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1- Con la mudanza a Río Cuarto dejaron atrás toda una vida

En 1988 -luego de casarse- Claudia y Claudio Poggi dejaron la vida urbana para administrar un establecimiento ganadero ubicado en el norte de San Luis (a pocos kilómetros del pueblo de Tilisarao). Ninguno de los dos estudió carreras relacionadas con el agro. Sucede que desde algunos años atrás la familia de Claudia solía pasar los veranos en un campo de la zona, adquirido tiempo antes.

2- Los primeros resultados no eran los esperados

Poco a poco, fueron aprendiendo sobre la marcha la tarea de administradores agropecuarios. Pero con resultados magros durante la mayor parte de los años, especialmente a mediados de los 90, cuando la situación parecía haber tocado fondo. Fue en ese momento, cuando el matrimonio pensó seriamente en abandonar la actividad. Sin embargo, ambos siguieron adelante.

3- Sin dejar de mirar al lado, pero trabajando el doble

Cuando se encontraron sin salida, comenzaron a observar al productor vecino. Sembraban el mismo día, hacían exactamente lo mismo, pero los resultados no eran los esperados. Claudio decidió entonces trabajar el doble y dedicar más tiempo y esfuerzo al campo. Al cabo de algunos meses el fruto era el esperado. Comenzaban a producir, como ellos habían soñado tiempo atrás.

4- La llegada al CREA fortaleció el vínculo con otros productores

Resultó que el productor al que ellos observaban era miembro de CREA. Esto significó para ellos un gran aporte, ya que los orientó a la hora de realizar algún gasto para producir más y mejor. Poco a poco comenzaron a ordenarse y a equilibrar las entradas y salidas de dinero. Sin embargo, todas las decisiones eran analizadas en familia y pensadas a corto y largo plazo.

5- La hora y el momento de las decisiones

Las decisiones tomadas no fueron riesgosas, sino que, como dijo Claudia, prefieron pasos cortos y seguros. Por sobre todas las cosas, ajustar los gastos luego de la llegada de los dos hijos varones que hoy tienen 10 y 11 años. Por eso las medidas las analizaron siempre al momento, sin dar un paso en falso. Claudia, hoy combina su labor de productora con la docencia que ejerce.

6- Hoy las tareas están ordenadas y bien repartidas

Claudio se ocupa de la producción y de la comercialización. Claudia de las finanzas. El año pasado sembraron 25 hectáreas de soja de pastoreo. La idea fue conseguir un alimento con buen aporte proteico para los terneros destetados. También se empleó con el propósito de salir del monocultivo. El rinde estimado que generó el cultivo fue una sorpresa para la zona: al menos 2.200 kilogramos por hectárea.

El planteo ganadero

El Aberdeen Angus negro fue el elegido

El planteo de cría produce el 100% de los terneros que consume el sistema de invernada ideado por los Poggi.

El rodeo está integrado por un mix racial; esto es así porque en los últimos años fueron probando muchas razas (Bradford, Hereford y Santa Gertrudis) pero recién ahora se decidieron por una: Aberdeen Angus negro.

“Actualmente queremos unificar todas las tropas haciendo todo Angus negro, porque vemos que es un animal más rústico, que se adapta mejor a la zona”, indicó Claudio, en diálogo con Infocampo.

En este ejercicio los terneros arrancaron sobre soja de pastoreo combinada con maíz en pie. De esta manera, se les ofreció una dieta integrada con proteínas y energía. También entraron -en forma ocasional- a lotes con melilotus. Las vaquillonas se comercializan con unos 300 kilos de peso, mientras que los novillos con dientes de leche se terminan con 370-380 kilos. Los destinos de venta son tres ferias regionales. “Nunca tuvimos problemas de cobro”, afirmó Claudio.

Las vaquillonas se entoran a los 15 meses de edad.

En cuanto a las vacas adultas, se envían al área de la sierra (que suma unas 1200 hectáreas) desde mayo hasta agosto, para luego pasar a los maíces diferidos o rastrojos de maíz unos 10-15 días antes de los primeros partos. Posteriormente son ingresadas en pastos llorones.

“En este último ejercicio logramos una parición del 94% y un destete del 90%”, explicó con orgullo Claudio.

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