“Grande el salmón que navega contra la corriente, para vivir”, como dice la canción de Andrés Calamaro. Y este es el rumbo que eligió Biogénesis, cuando tiempo atrás, una resolución gubernamental anunciaba que se dejaba de vacunar contra la fiebre aftosa y, en consecuencia, se resintió la actividad principal de la empresa: la fabricación de la vacuna oleosa para combatir esta zoonosis. A partir de allí, se vieron en la encrucijada de diversificar la actividad. Así surgió la posibilidad de crear vacunas que combaten enfermedades en los salmónidos chilenos. En poco más de 3 años, se convirtió en la segunda actividad en importancia para la empresa: hoy estiman una facturación anual que sobrepasa los 2 millones de dólares.
Las investigaciones las comenzaron con la Universidad Nacional de Chile y en convenio con la Universidad de San Martín de nuestro país. En el primer año de trabajo, y con una inversión de u$s 3,8 M, lograron la primera de las vacunas contra una de las principales enfermedades de los salmones- síndrome ricketsial- que en 2003 produjo a los salmoneros chilenos u$s 100 M en pérdidas por mortandad de animales, casi un 10% del total (u$s 1.2000 M) para ese país que es el segundo productor de salmones a nivel mundial. Luego desarrollaron otra vacuna contra la segunda enfermedad en importancia: el virus de la neprosispancreática infecciosa. Asimismo lograron crear una vacuna multivalente que permita el control de estas dos enfermedades de los salmones, pero todavía no está en el mercado.
Veronica Puig | vpuig@infobae.com
