Los ganaderos quieren más. Más tecnología, más kilos por hectárea, más rentabilidad y eficiencia. En la búsqueda de optimizar los recursos, y a la espera de una vuelta de tuerca a sistemas que permitan crecer en la producción, más de 700 productores recorrieron las instalaciones de la Chacra Manantiales del Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires para conocer desde el lote los resultados de las investigaciones que se desarrollan para aumentar la producción de carne por hectárea con la siembra de pasturas de Barenbrug.
Un paquete que comienza con las semillas y termina con ganancias diarias de más de un kilo de peso por animal en pasturas realizadas en su totalidad en siembra directa.
Desde el suelo
El manejo integrado arranca con el análisis de las características del tipo de suelo productivo. La apuesta es al desarrollo en lotes heterogéneos pero típicos de la zona de la cuenca del Salado. La experiencia se lleva adelante en 56 hectáreas con características de tendidos bajos, algo cóncavos y encharcables. Pero todos de alta aptitud agrícola, por lo que las expectativas crecen en torno al aprovechamiento y la búsqueda de alta rentabilidad.
“La semilla de las pasturas es el principio de este proceso que analiza desde el punto de vista económico-financiero cómo influye lo que los animales comen, y mediante mediciones podemos comprobar en términos reales la conversión de carne en un sistema de producción con base pastoril y con bajos niveles de suplementación”, explicó desde el puesto central de la jornada demostrativa Juan Bologna de Palaversich. “Demostramos cómo se pueden alcanzar cifras de más de 900 kilos de carne por hectárea en praderas de rotación larga con prácticas de manejo sencillas”, comentó Eduardo Bayley Bustamante, gerente general de la firma.
Claves de manejo
Las pautas de manejo se mostraron en los lotes. Actualmente son 6 las praderas en producción y éstas son las claves de la tecnología propuesta.
Los técnicos explicaron que los animales ingresaron al módulo productivo en marzo con un peso promedio de 160 kilos y salieron a faena con 420 kilos en diciembre. “La mayor productividad resultó de la combinación de altas cargas, elevadas ganancias de peso individuales durante el período de engorde y buenas eficiencias de conversión”, dijo a Infocampo Matías Bailleres, técnico de la chacra Experimental, encargado de detallar la tecnología aplicada.
Un paquete que combina diferentes variedades
l Pastura raigrás Barturbo. Con dos años de producción, tiene 8 ha de superficie. Sembraron en mayo y al voleo con 22 kilos de raigrás. Al primer pastoreo ingresaron novillos de 200 kilos. Obtuvieron 1,06 kilo por hectárea de ganancia de peso diaria. Dio 4.800 kilos de materia seca.
l Promoción raigrás Max. Tiene cuatro años de producción, son doce hectáreas. Implantaron 7 kilos de raigrás Max y 7 de raigrás criollo. Produjeron 490 kilos por hectárea con 129 días de pastoreo rotativo.
l Pastura de rotación corta. Lleva dos años en producción, son 7 hectáreas y combinaron 12 kilos de cebadilla, 8 de raigrás perenne y 4 de trébol rojo. Produjeron 950 kilos de carne y la ocuparon durante 121 días.
l Pastura de rotación larga. Con tres años en producción y 15 hectáreas sembraron 8 kilos de festuca, 6 de cebadilla, 4 de raigrás perenne, 4 de trébol blanco, 3 de lotus y 2 de lotus tenuis. Lleva 5 pastoreos. Produjo 11 mil kilos de forraje y más de 600 de carne por hectárea.
l Pastura de suelo bajo. Son 5 hectáreas y combinaron un paquete que incluye 6 kilos de pasto ovillo, 8 de cebadilla, 5 de raigrás perenne, 2 de trébol blanco y 3 de trébol rojo. oreo. Lleva 3 pastoreos en los cuales se llegó a una producción de más de 7 mil kilos de forraje y más de 600 de carne.
l Pastura suelo overo. Lleva 4 pastoreos y mezclaron 10 kilos de festuca, 6 de pasto ovillo, 2 de trébol blanco, 4 de lotus y 4 de lotus tenuis. Produjo 11 mil kilos de forraje, 300 kilos y costaron 536 pesos la implantación y el mantenimiento.
