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China, a veces, embarra la cancha

La potencialidad de un mercado de 1.400 M de habitantes y una rica y creciente clase media se desdibujan ante las regulaciones y restricciones sanitarias impuestas por ese país. La falta de logística nacional no quedó afuera de la discusión

La potencialidad de un mercado de 1.400 M de habitantes y una rica y creciente clase media se desdibujan ante las regulaciones y restricciones sanitarias impuestas por ese país. La falta de logística nacional no quedó afuera de la discusión
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La potencialidad del mercado chino -con más de 1.300 millones de habitantes y una acaudalada clase media de 140 millones de personas- para las colocaciones agroalimentarias argentinas ya es indiscutible, pero la zaranda por donde se tamizan los reales negocios parece no ser tan permisiva en el caso del gigante asiático en cuestiones como las regulaciones, los estándares de calidad y las limitantes sanitarias para los productos procesados de origen nacional.

“Existe una virtual parálisis del comercio de granos y oleaginosas, lo que constituye 75% de las colocaciones nacionales a China”, alertó el gerente general de la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA), Alberto Rodríguez, en el seminario El sector agropecuario argentino ante el desafío de China, que se desarrolló ayer en el hotel Four Seasons, con la organización de KPMG.

El directivo argumentó que las regulaciones que impone la resolución 73 aplicada por China obligan a cumplir con exigencias de precio y calidad al momento de descarga en el puerto, a lo que se sumarían los nuevos estándares de calidad para el aceite crudo de soja, que se igualarían con los aplicados en aceites refinados a partir de octubre, limitando las colocaciones de agroprocesados argentinos.

Para resolver satisfactoriamente las diferencias que generarán estas nuevas exigencias sanitarias para los aceites crudos que ingresen en China, “es necesario que haya una activa participación de la Argentina en la discusión sobre los problemas de naturaleza proteccionista de organismos técnicos chinos encargados de las regulaciones”, aseguró el directivo de KPMG, Carlos Bonetti.

Rodríguez, en tanto, fue más que tajante al sindicar a estos obstáculos en el comercio como los responsables de que el sector privado haya sufrido “el default de sus obligaciones contractuales”.

En otro orden, China “debería designar un controlador que evalúe los productos al momento de la carga en el puerto” argentino, puntualizó Armando Cassalins, de la Federación de Centros y Entidades Gremiales de Acopiadores de Cereales, quien ponderó el papel de las cámaras que representan a los sectores del agro en la discusión y resolución de conflictos comerciales.

Pero, sobre todo, “hay que resolver la estandarización del tema comercial, si yo vendo a un precio se tiene que respetar ese valor y ese contrato por más que la entrega sea meses después”, dijo a Infobae Ricardo Baccarín, titular de la consultora Panagrícola.

El consultor explicó que en la relación con el país asiático “siguen existiendo inconvenientes comerciales, con errores muy costosos, que soportan los exportadores y los productores locales”.

Las buenas posibles

A pesar de las potenciales limitantes, en el mercado chino también se esconde un universo consumidor más que apetecible para la Argentina y el Mercosur. Basta recordar que nuestro país apenas ocupa 0,6% del total de las compras mundiales de la nación asiática, según datos expuestos en el seminario.

Este porcentaje equivale a tan sólo u$s2.500 M, en comparación con los u$s33.500 M que totalizarán las colocaciones nacionales en el exterior, según las últimas cifras oficializadas por Economía.

En este contexto, “la carne vacuna, las frutas y los vinos constituyen buenas oportunidades para los productores locales, ya que implican mayor ingreso por habitante y producen un giro hacia patrones occidentales de alimentación”, aventuró Bonetti, sin dejar de mencionar que todos los productos todavía conservan restricciones sanitarias en China.

La voz más que optimista la impuso Gustavo Grobocopatel, CEO de Los Grobo, quien enfatizó que, si bien “para venderle a China debemos ser competitivos y eso sólo se logrará incorporando tecnología, el agro y la industria combinados generan uno de los clusters más competitivos del planeta”.

Pero Grobocopatel advirtió que el agro argentino “es un sector competitivo en un país que no lo es”, en obvia alusión a las deudas pendientes del alguna vez llamado granero del mundo, como son la falta de infraestructura y una logística de traslado acorde con el nivel de producción que se intenta alcanzar.

Marianela Garbini

mgarbini@infobae.com

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