Qué lugar ocupa el trigo argentino en el mundo? ¿Somos confiables para los molinos extranjeros? ¿Cuál es el mejor camino para mejorar la calidad industrial? Estas fueron algunas de las principales preguntas a las que debió hacer frente un prestigioso panel de expertos reunidos por los de la Asociación de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) de la zona Mar y Sierras en una Jornada Técnica sobre Trigo desarrollada en Azul.
Calidad y escala, como las herramientas fundamentales para lograr una mayor competitividad en el mercado internacional de trigo, fueron dos temáticas destacadas en las reuniones.
“Si bien siempre hay un comprador para cualquier tipo de trigo, y todo es cuestión de encontrar un mercado y un precio adecuado”, como consideró Ariel Pintos, director comercial de Dreyfus, lo cierto es que la demanda de los molinos del exterior se orienta cada vez más hacia la calidad.
“El trigo que no satisfaga esa necesidad, con el tiempo va a estar más asociado al precio del grano para forraje, que en los últimos años enfrenta una demanda decreciente”, advirtió a su turno Mariano Otamendi, presidente de Aaprotrigo.
“Los requisitos técnicos referidos a la calidad son cada vez más estrictos y la clasificación es un servicio que agrega valor”, afirmó Daniel Miró, presidente de Nóvitas SA.
Según Otamendi, la Argentina se enfrenta a un grave problema cuando quiere exportar: “Tiene una alta dispersión de variedades y no clasifica sus trigos, que tienen escasa homogeneidad”. En el polo opuesto se encuentran Canadá, Australia, Estados Unidos y la Unión Europea, quienes acaparan más del 60% del mercado mundial y, en el medio, países como Rusia, Polonia y Ucrania, que cuentan con una muy baja clasificación pero, como producen variedades similares, obtienen una alta homogeneidad.
Actualmente, Brasil es el principal comprador de trigo argentino debido a la proximidad, a los altos precios de los fletes marítimos internacionales y a las ventajas dadas por el Arancel Externo Común, que alcanza el 10,5%.
Otamendi, en este sentido, advirtió el peligro que significa concentrar la casi totalidad de las exportaciones en un único mercado, Brasil, el cual “también se está convirtiendo en un comprador muy exigente”.
“La Argentina debe abrirse camino poniendo el acento sobre la clasificación”, propuso Otamendi. Con esta premisa como objetivo, los técnicos de Aaprotrigo y del INTA elaboraron el Indice de Calidad de Trigos Duros, para asociar la variedad con la calidad industrial y dar una respuesta a la demanda de los molinos extranjeros respecto de la homogeneidad.