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Esperan “calibres de gran tamaño” para la cosecha de garbanzo en Córdoba

Pese a haber sido un año complicado para su siembra, se esperan calibres de gran tamaño. Brote de “rabia” en algunos lotes puntuales.

infocampo

Alrededor de 50.000 hectáreas fueron sembradas con garbanzo en la región centro/norte de la provincia de Córdoba. Próximo a cosecharse, los productores se muestras expectantes, ante el tamaño de los granos y su potencial de exportación.

Aunque fue un año complicado para la siembra del garbanzo, los estudios preliminares estiman una buena producción, con calibres de medianos a grandes. “Si bien los lotes vinieron muy húmedos por la soja calada del año pasado, los productores supieron tomar sus recaudos en cuanto al curado de la semilla, mediante la aplicación de algún fungicida”, advierte Ana Laura Göldy, directora del Laboratorio de la Sociedad Rural de Jesús María.

Del mismo modo, desde la firma “Cono Agropecuaria” -ubicada en Cañada de Luque- aseveran que se perfila una buena campaña, con granos de gran calidad. Dicho establecimiento -cabe recordar- aglomera las producciones de garbanzo del centro y norte de la provincia, para su posterior clasificación y exportación.

Según afirma Göldy, “ha habido un brote de rabia en algunos lotes puntuales, pero no ha sido como en otros años, donde la enfermedad se ha generalizado”. En ese sentido, es factible que se hayan perdido varias hectáreas, no sólo por este brote infeccioso, sino también por la humedad de los lotes.

En cuanto a la “rabia” propia del garbanzo, la ingeniera asegura que se trata de la enfermedad “Ascochyta rabiei”, causada por un hongo que avanza tan rápido sobre la planta, que la mata sin darle posibilidad de reaccionar.

“Es la enfermedad más destructiva que se conoce en este cultivo. Ocasiona daños severos afectando la cantidad y calidad de granos y semillas con pérdidas que pueden alcanzar el 100% cuando se presentan condiciones que favorecen a esta patología”.

Debido a que su maduración no es del todo pareja, la cosecha del garbanzo suele ser unas semanas después a la cosecha del trigo. “El productor suele cortar su ciclo, cuando ve que las vainas se han llenado y cuando percibe que el grano tiene un tamaño más o menos considerable”, alega Göldy.

Una vez interrumpido su estado vegetativo, por lo general se llevan adelante dos procesos de secado, hasta que la planta se deshumedece por completo. Recién en ese momento, se puede decir que la leguminosa está en condiciones para ser cosechada.

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