Según publicó el diario UNO, hace pocos días se difundió la noticia acerca del hallazgo de carne de caballo en distintos lotes de hamburguesas en el Reino Unido, lo que generó el reclamo de mayores controles sanitarios. Y si bien se explicó que quienes ingirieron este tipo de productos no corren peligro, se desató la polémica, ya que existe un rechazo generalizado hacia el consumo de carne equina en diversos países.A pesar de que la Argentina es el principal país exportador de carne de carne de caballo del mundo, en general el consumo interno no se fomenta.
En nuestro país, a partir de la Ley N° 24.525, sancionada y promulgada en agosto de 1995, se incrementó la promoción de la producción de carne equina y el desarrollo de industrias relacionadas. Los principales compradores son Rusia, que absorbe la mitad de la producción; y también Holanda, Francia, Italia, Japón, Bélgica y Alemania. “Es una carne que se valora mucho en estos países porque no tiene la enfermedad de la vaca loca”, señaló a UNO la médica veterinaria Silvina Manent, integrante del equipo Salud y Producción de Equinos de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA), quien afirmó además que “el Mercado Común Europeo controla y compra distintos cortes, similares a los de la carne bovina; se los envía congelados y muchas veces con algún valor agregado”.
Por otra parte, aseguró que “la Comunidad Europea envía periódicamente a sus inspectores para verificar la calidad de los productos argentinos”, a la vez que aclaró que “en la Argentina no está prohibida su venta, pero sí quienes comercializan este tipo de carne están obligados a informar que se trata de equinos. Hay toda una cuestión cultural por la cual la gente no la come, aunque en el sur hay ciertas etnias que la incluyen entre sus costumbres culinarias”.
En la provincia, el único frigorífico que se dedica a faenar este tipo de carnes es el Equino Entre Ríos S.A, cuyo presidente es Javier Veronesi, que abrió sus puertas con este nombre el 1° de setiembre de 2001, luego de que sus antiguos dueños lo pusieran a la venta. Afincado en Gualeguay, se estima que exporta aproximadamente el 18% de la producción total de la Argentina y “es un importante generador de fuentes de trabajo; tiene más de un centenar de personas trabajando ahí”, contó el intendente de esa localidad, Luis Erro.
Y aunque desde el propio frigorífico no quisieron brindar detalles de su actividad, el paractécnico del Servicio Nacional de Saneamiento Ambiental (Senasa) de la delegación Gualeguay, Roberto Zapata, comentó que “se trata de uno de los establecimientos mejor equipados de Latinoamérica, ya que cuenta con excelente tecnología. La faena que se realiza está controlada y con la documentación acorde a lo que se requiere para poder exportar”.
Zapata indicó además que “se faenan alrededor de 150 animales por día, dependiendo de las condiciones climáticas, ya que si llueve se complica el traslado” y explicó que “en Gualeguay hay dos campos de depósito donde se crían caballos. Uno corresponde al frigorífico y el otro es propiedad de Roberto Moresco”.
De todos modos, esta no es la única fuente de abastecimiento de equinos. Desde el sector se afirma que el caballo “no es fácil de conseguir y se compra en todo el país, por eso es muy alto el costo de flete”. Asimismo, se aclaró que “en general se prefiere el caballo de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, pero se compra todo tipo de equino sin distinción; aunque en el norte del país son animales más chicos y de menor kilaje”.
La doctora Silvina Manent explicó que “normalmente, la provisión de caballos se obtiene de los denominados caballos de facto, que son los que por distintas razones no están en condiciones de desempeñar otro tipo de trabajo, entonces se los descarta y van a faena, siempre y cuando cumplan con determinados requerimientos sanitarios y sean adecuados para el consumo”.