Hace ya cinco años que la tradicional marca argentina de cosechadoras, la santafesina Vassalli Fabril, no fabricaba máquinas en serie. Desde entonces, mucha agua corrió bajo el puente o, mejor dicho, como asegura Diego Romero, dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Firmat, en diálogo con Infocampo, “una historia que nos sirve para escribir un libro”.
Lo cierto es que estos malos tiempos se terminaron. Un grupo inversor, a través de la consultora KPMG, se quedó con el 61% de las acciones de Mariana Rossi Vassalli, heredera de la fábrica, y quien readquirió sus acciones, luego de que la planta de Firmat quedara tomada por los empleados. Dos de los tres accionistas que tenía la marca por entonces, Gastón Aguirre y Sergio Barbero, devolvieron sus acciones. El tercero de ellos, Néstor Girolami, aun está en litigio por la devolución de su paquete accionario.
“Entre enero y febrero comenzará el reacomodamiento de la planta y la compra de los primeros insumos, para comenzar a producir cosechadoras en marzo y armar un stock de máquinas”, afirma Romero, sobre un plan que significará producir 24 máquinas durante todo el año 2020.
El diriginte agrega que, de ahora en más, básicamente, lo que se están necesitando es financiación y ser competitivos para tener producto disponible para los compradores.
Desde abril de 2017, la planta está tomada por unos 300 obreros, que aun continuaban trabajando e intentando cumplir con los compromisos de entrega que asumieron los tres accionistas entre el 2015 y 2017. Por eso, un aspecto clave para avance de la negociación entre Rossi Vassalli y el grupo inversor, fue la aprobación de los operarios de l acuerdo. Esta semana, los trabajadores lo confirmaron.
A partir de enero, los obreros trabajarán cuatro horas y cobrarán por seis diarias, a la vez que cobrarán en cuotas la deuda salarial que la empresa mantiene con sus empleados.
“Los trabajadores confiamos en el plan que nos presentó el grupo inversor. Lo que nos da seguridad es que se comprometieron a pagar los sueldos, si se venden o no las máquinas. Debemos recuperar la confianza de los productores y exponiendo nuestra producción sobre la ruta 33, que es la vidriera de la empresa, generaremos ese espacio para que el cliente pueda acercarse a la empresa y llevarse la máquina que compró”, dice Romero.