Como un boxeador golpeado que busca escapar de las cuerdas, la naturaleza está empezando a mostrar signos de agotamiento. Inundaciones, sequía, huracanes, ella se manifesta por extremos.
Algunos bienes no son renovables, otros, en cambio, aún pueden ser salvados.
En este camino se encuentran los especialistas de todo el mundo que, desde 1992 buscan mantener la vida a partir del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Organizado por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, el Grupo de Especialistas en Uso Sostenible de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el INTA se realizó el Taller de Biodiversidad Agrícola.
El INTA ofició de anfitrión. Participaron 25 expertos internacionales que evaluaron servicios de los ecosistemas, costos financieros y beneficios asociados con la conservación y el uso sostenible de la diversidad.
Se toma a la biodiversidad desde un enfoque no tradicional. Se trabaja en la conservación del valor que tienen los distintos recursos genéticos para la alimentación y la agricultura, tanto de especies vegetales como de animales.
Así lo explicó la bióloga María Elena Zaccagnini, del INTA: “Uno de los temas es tomar como eje el uso de los servicios ambientales que presta la biodiversidad a la agricultura y los impactos que la misma está causando sobre la conservación y uso sostenible de esa biodiversidad”. “Vinculado con agricultura, hay amenazas y oportunidades”, contó Zaccagnini. “Dentro del primer grupo encontramos la expansión de la frontera agropecuaria, la contaminación por uso de agroquímicos, el reemplazo de ambientes y la pérdida de hábitat”.
Por otro lado, la especialista entiende que hay valores y servicios que presta la biodiversidad a las personas para mejorar su calidad de vida y desde la agricultura se pueden hacer muchas intervenciones que permitirán producir conservando esos servicios ambientales.
Por ejemplo, hay muchas especies que cumplen con la función de control de plagas, protección del suelo para conservar el agua, disponibilidad de materia orgánica y carbono.
Compartir. Representantes de Perú, Bolivia, Cuba, Bahamas, Colombia, Chile, Brasil, El Salvador, México y Panamá, expusieron su experiencia y discutieron los riesgos para la biodiversidad derivados de los procesos productivos.
Markus Lehmann es alemán y trabaja en el secretariado del Convenio de la Biodiversidad Biológica en Montreal, Canadá.
Consultado por Infocampo, explicó que si bien se está haciendo mucho “la biodiversidad está cayendo en todo el mundo”.
Cada dos años representantes de 189 países discuten y comparten las acciones a implementar junto a ONGs, científicos y las comunidades indígenas.
“Después cada país aplica y adapta las decisiones para bajarla a los distintos actores”, explicó Lehmann.
Pensando en el futuro
El Convenio sobre la Diversidad Biológica es el primer acuerdo mundial que cubre todos los aspectos de la diversidad biológica: recursos genéticos, especies y ecosistemas. Tuvo su piedra fundacional en 1992, en Río de Janeiro. Insta a los países a actuar en esferas como la conservación, la utilización sostenible de recursos biológicos, la identificación y el monitoreo de la diversidad, el intercambio de información, la cooperación técnica y científica y la evaluación de impactos.
Para obtener mayor información sobre el funcionamiento, objetivos y próximas acciones de este organismo dependiente de las Naciones Unidas puede ingresar a www.biodiv.org
Juan Ignacio Martínez Dodda (jdodda@infobae.com)
