El incremento en la productividad agrícola de las últimas décadas no estuvo acompañado por un aumento en la sustentabilidad, de acuerdo a un trabajo efectuado por la Red de Estudio de Sistemas (redes)
En un relevamiento que se llevó a cabo entre 2020 y 2022, recibieron 170 respuestas desde todo el país. El 70% se originó en Buenos Aires y Córdoba, y el resto en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, San Luis, La Pampa, Chaco y Santiago del Estero.
En promedio, el nivel de sustentabilidad fue de 6 sobre 10, a partir de evaluar las dimensiones productivas, sociales y la global, una combinación entre las dos primeras. El estudio diagnosticó la sustentabilidad de productores, mediante una encuesta de prácticas aplicadas.
El estudio determinó que los mejores resultados provinieron de Buenos Aires y Córdoba. Entre otros aspectos, la información permitió visualizar que muchos productores rotan cultivos y pocos controlan el trabajo de los contratistas.
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Se evaluaron rotaciones, fitosanitarios, salud del suelo y otros aspectos
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PRODUCTIVIDAD VERSUS SUSTENTABILIDAD
“En las últimas décadas, la agricultura argentina se intensificó de la mano de variedades modificadas genéticamente para resistir plagas y herbicidas, entre otras variables. Si bien permitieron expandir la frontera agropecuaria e incrementar la productividad, también acarrearon diversos síntomas de deterioro ambiental como la degradación de suelos y la reducción de la biodiversidad”, explicó Karen Kazlauskas, ingeniera agrónoma de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) e integrante del equipo técnico de Redes.
A partir de 57 preguntas, evaluaron cuán sustentables son las prácticas que usan los establecimientos agrícolas de la Argentina y sumaron puntos aquellas que, por ejemplo, aportan a incorporar procesos biológicos y ecológicos, como la regeneración de suelos y la fijación de nitrógeno.
Entre otros puntos, indagaron por la rotación de cultivos, el tipo de fitosanitarios que usan y si monitorean el estado del suelo. Además, recabaron información sobre la ubicación, la superficie y otras características de los establecimientos agropecuarios.
Por un lado, hay un grupo grande productores que rota cultivos, los fertilizan e inoculan, rota fitosanitarios y ya no usa los de banda roja —los más tóxicos—, y cuentan con una dirección técnica-profesional de los campos.
En la vereda opuesta, hay pocos establecimientos que eligen pasturas para sus rotaciones, que controlan las decisiones productivas cuando las toma un contratista y que cuentan con un programa de actividades recreativas con sus empleados. Respecto a este último ítem, Kazlauskas aclaró que la dimensión social tuvo un desempeño algo menor al promedio.
En paralelo, los profesionales de Redes -un espacio compuesto por la Fauba, INTA, Aapresid y Aacrea- están desarrollando una plataforma, para que los propios productores puedan evaluar el nivel de sustentabilidad de sus prácticas y ajustarlas cuando sea necesario.