Nidera Semillas tiene más de 20 años de aprendizaje desarrollando los trigos que necesitan los productores argentinos.
“La escucha atenta y el esfuerzo por acompañarlos en cada etapa no es una particularidad que esgrime la Nidera Semillas moderna, se trata de una forma de trabajo que está en nuestro ADN, que marca nuestra historia y se ve reflejada claramente en el cultivo de trigo”, dijo Javier Latorre, responsable de Desarrollo de Producto de Nidera para el sur del país, durante A Todo Trigo.
El posicionamiento de Nidera en el mercado de trigo comenzó en 1998 con la introducción de los trigos Baguette. Eran trigos franceses que fueron introducidos a la Argentina y marcaron un punto de inflexión en los rendimientos. En el año 2000, la primera variedad presentada fue el Baguette 10 “y la diferencia fue tan grande que era como subirse a un Fórmula Uno. Sobre todo en la Zona IV, en el sudoeste y el sudeste bonaerense, donde la incorporación fue muy rápida”, recordó Latorre.
Desde entonces, Nidera lanzó 16 variedades. Gran parte de ellas ha hecho historia. En la primera etapa aportaron rendimiento, más adelante -y gracias al trabajo de adaptación de la genética a las distintas condiciones productivas locales- fueron sumando calidad y sanidad.
Hoy, una de las ventajas del corazón de los trigos Nidera toma mayor popularidad: la eficiencia en el uso del nitrógeno. “Una variedad Baguette permite un ahorro del 10% por la forma en que convierte cada kilo de nitrógeno en tonelada de grano”, explica Latorre.
El punto se vuelve clave para esta campaña, donde el costo de los fertilizantes se potencia como variable fundamental. “Un buen muestro de suelo y el uso de trigos Baguette ayudan a optimizar cada peso invertido en nutrición”, especificó el técnico.
UN REPASO POR LO MÁS NUEVO
De largo a corto, y poniendo especial énfasis en la región sur triguera, la novedad es el Baguette 820, un material de alto potencial que viene a reemplazar y superar el prestigioso Baguette 802. El 820 fue presentado el año pasado y ya marca hitos de rendimientos cuando se lo compara con su antecesor.
Es un ciclo largo con requerimiento de frío para siembras tempranas en la zona IV -del 25 de mayo al 20 de junio-.
En los ciclos intermedios, sigue marcando la diferencia el Baguette 620. Está presente en las principales zonas trigueras y es elegido por rinde, calidad y sanidad de hoja y planta.
Y en ciclos cortos se suma Baguette 525, en reemplazo de Baguette 550. Es un grupo 2 de calidad para siembras tardías de julio y parte de agosto en el sur.
“En carpeta queda mucho más para aportarle a los productores argentinos. Ya se preparan dos nuevas variedades que seguramente a partir de la próxima campaña comiencen a dar qué hablar”, puntualizó Latorre.