El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) decomisó y destruyó ayer más de 11 mil kilogramos de carne bovina que eran transportadas sin la documentación correspondiente que avalara su origen y estado sanitario. La mercadería fue detectada en el puesto caminero de Trebolares, provincia de La Pampa.
Según informó el Senasa, el origen de la carne podría ser un matadero provincial de la localidad bonaerense de 9 de Julio, aunque era transportada con documentación apócrifa como perteneciente a un frigorífico de Pehuajó.
“Tras constatar las irregularidades en la documentación que acompañaba a la mercadería, los agentes del Senasa dispusieron que las 82 medias reses fueran destruidas en un establecimiento de la capital provincial”, indicaron desde el organismo.
“Todo producto de origen animal destinado al consumo que provenga de un establecimiento habilitado por el Senasa ha pasado por las verificaciones correspondientes para establecer su inocuidad. Son requisitos de ineludible importancia técnica las inspecciones ante y post mortem“, aseguraron desde el Organismo.
Con la trazabilidad se puede evaluar, mediante diferente documentación, las condiciones de crianza del animal, los productos que se le aplicaron, la industrialización de su carne, almacenamiento y comercialización.
Durante la inspección en el ingreso a los mataderos o frigoríficos, la verificación documental del animal en pie permite conocer su procedencia, con lo que se descartan que provengan de zonas con brotes declarados de alguna enfermedad infecto-contagiosa relevante, al tiempo que la inspección verifica manifestaciones clínicas específicas que indican o al menos alertan sobre la presunción de una enfermedad que en algunos casos podría transmitirse a los consumidores y significar un riesgo para la salud pública.
Luego, en la inspección post mortem, se verifica en las cabezas, las vísceras y las carcasas conjuntamente, evidencias o lesiones visibles, que indiquen patologías potencialmente transmisibles a los consumidores.
Los productos de origen animal decomisados no contaban con esta información requerida por carecer de la documentación que avale su origen.
“Aunque la apariencia de la mercadería sea normal y organolépticamente no manifieste signos de deterioro, el nivel de incertidumbre es elevado, por lo que no se puede verificar la viabilidad del producto para destinarse al consumo de la población”, explicaron desde el Senasa.