La presencia política en el máximo evento del año del complejo oleaginoso y cerealero de la Argentina, o lo que es lo mismo, la principal espada económica del país (los socios de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y del Centro de Exportadores de Cereales vienen aportando, en retenciones unos U$S 2.000 M/año) fue anémica. Se evitaron así tener que escuchar al presidente de CIARA, Rubén Padilla, sostener que “es importante que el Gobierno establezca en forma urgente un cronograma de reducción de las retenciones a las exportaciones del sector agropecuario. Es necesario que las autoridades reconsideren sus posiciones y continúen las conversaciones para encontrar una solución a este tema dentro del marco de la competitividad que la actividad requiere”. Curioso, porque los economistas de diversas corrientes que expusieron coincidieron en lo mismo. Reclamar “un comercio mundial sin subsidios, ni aranceles”. Hubiese sido bueno debatir. Será otra vez.
“Hay que diseñar una política agropecuaria”
La frase, en realidad una exhortación, le pertenece a Néstor Niell -un hombre de vasta trayectoria en la agroindustria, que también tuvo su paso por la función pública-, en el panel sobre “Posibilidades y limitaciones del complejo cerealero-oleaginoso”. De esa experiencia concluyó que es en el ámbito privado donde debe gestarse esa iniciativa. “La industria aceitera nacional es una de las más eficientes e importantes del mundo”, gracias a la baja del costo argentino y los avances alcanzados en la producción. “El país necesita un modelo agropecuario. Si no encaramos eso nos pasaremos atacando los efectos secundarios”, dijo. Y también lanzó un desafío “debemos empezar a tener apetito de futuro”.
El director de la Fundación Producir Conservando, Gustavo López, destacó que la producción de oleaginosas domina el nuevo mapa de los cultivos de la Argentina y estimó que el sector alcanzará los 42 M de t en 2005, a la vez que coincidió con que es “factible” llegar a 100 M en los próximos años “sobre todo por el potencial de crecimiento en el NOA y NEA”. Pero advirtió que, según las proyecciones de la Fundación, “el gran dilema es si continuará la fuerte presencia de los oleaginosos en el mix productivo”.
Por su parte, el economista de la Sociedad Rural Argentina, Ernesto Ambrosetti, explicó que los principales obstáculos para aumentar la productividad son los subsidios de los países desarrollados a los productores agropecuarios y, en el plano local, la ausencia de una política agropecuaria, la baja competitividad internacional, la alta incidencia del costo de transporte, deficiencias de infraestructuras, derechos de exportación y la complejidad y alta carga del esquema tributario. Y añadió que “desde que se impusieron las retenciones nos sacaron 6.000 millones de dólares en los últimos tres años. Estos recursos equivalen a 19 años de venta de tractores y 15 años de cosechadoras”, ejemplificó. Además, dijo que “el sector agropecuario invierte U$S 4.300 M año a año, y por eso también apostamos a una cosecha de 100 M de t para dentro de unos años”. Y concluyó señalando que “aumentar la rentabilidad es sano, aunque parece que cuando aumenta, se le debe sacar al productor agropecuario”.
Daniel Díaz | ddiaz@infocampo.com.ar