Llovió en Tucumán el fin de semana pasado, pero el agua registrada fue bastante menor que los volúmenes esperados.
“Las lluvias fueron muy escasas en valor. En nuestra estación de El Colmenar (municipio de Las Talitas, que linda al norte con San Miguel de Tucumán) llovieron 3,5 mm, que es nada para la agricultura. En algunos sectores las preciciptaciones fueron un poco mayores: entre 10 y 15 milímetros. De todas maneras, el agua caída no permitió que saliéramos de la situación crítica que atravesamos por la sequía”, resumió para Infocampo el ingeniero César Lamelas, experto en agrometeorología de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC).
“Habrá que seguir esperando que mejoren las condiciones climáticas para el agro de Tucumán, es decir, que los suelos recuperen el nivel de humedad necesario”, señaló.
La primera evaluación que realizaron otros técnicos consultados coincidieron con Lamelas en que cayó agua en muchos sectores de la provincia, con milimetrajes bastantes disímiles, pero que -en definitiva- trajeron muy poco alivio para los suelos, que ya muestran signos de fatiga, una situación agronómica que no es común para esta época del año.
Sin embargo, algunos expertos en climatología estimaron que Tucumán está volviendo, en materia de lluvias para estos meses del año, a los registros que existían hace cuatro o cinco años.
Algunos estudios indican que si hasta noviembre no llueven buenos volúmenes como para que se cargue el subsuelo, entonces habría que cambiar algunas tareas agrícolas a desarrollar en relación con la siembra de la soja, como por ejemplo la utilización de variedades de un mismo ciclo productivo.
Incluso se mencionó como una posibilidad cierta que se incremente el riesgo de ataque de la roya en los cultivos, una enfermedad que el año pasado ya dijo presente en Tucumán -y en otras zonas productivas de la Argentina-, lo que generará más preocupación en el agro.
De manera que la lluvia caída entre el sábado y ayer en Tucumán fue un leve respiro que recibió el campo.
Por lo tanto, la situación y los efectos derivados de la larga sequía que afecta a la provincia siguen latentes y ponen en peligro el desarrollo normal de algunas actividades productivas, como es el caso de la soja.
Soja en crisis
En el caso concreto de la oleaginosa, los agricultores y asesores técnicos opinan que la falta de humedad suficiente en el subsuelo de los campos no sólo retrasará las labores culturales previstas sino que estiman que los rindes se verán afectados.
Como ocurre todos los años, los productores estimaban comenzar las tareas de siembra de la soja hacia mediados de noviembre.
El experto en meteorología Juan Minetti, con sus apreciaciones, no descomprimió la tensión que viven los agricultores.
Palabras más, palabras menos, estimó que las lluvias que se producirán el próximo mes no serán suficientes en volumen como para que los perfiles del suelo recuperen la humedad que necesitan para la campaña sojera 2004.
Las mediciones indicarían que hasta los 100 centímetros de profundidad la humedad es prácticamente nula, ratificando que la siembra de este grano sería imposible de realizar.
Los cultivos menos afectados por la insuficiencia hídrica son el trigo y la papa primicia, cuyas cosechas están en pleno desarrollo. No requieren agua en estos momentos. Pero los frutos que se están recolectando muestran los signos de la sequía que se proyecta desde el año pasado.
Respecto del citrus y la caña de azúcar, los productores observan con preocupación el cielo y esperan que lleguen las lluvias.
Por Daniel Vaca
Corresponsal de
Infocampo en Tucumán
